El guión es redactado por Jean Paul Sartre, quien lo abandona por considerarlo excesivamente extenso. En base a él John Huston, en 1962, dirigirá la filmación. Titulada originariamente FREUD, pasó a conocerse tiempo después con el nombre de Pasión secreta.
Se trata de una pseudo-biografía, centrada sobre el tratamiento de Cecily, una paciente de Breuer que nos recuerda a Anna O. en los inicios de la película, pero que luego irá provocando en torno a sí los primeros esbozos de la experiencia psicoanalítica, el establecimiento de una clínica de la escucha y el surgimiento de un nuevo tipo de relación social donde una otra cosa se hace escuchar en las mismas palabras que se articulan.
En tiempos en que la psicología mundialmente dominante pretende deshacerse de toda marca freudiana -a partir del establecimiento de modelos que reducen la experiencia del hombre a procesos cognitivos de información (y su equivalente en procesos emocionales en los modelos denominados cálidos), o a partir de otorgarle a Freud el lugar mítico de ser uno de los pioneros en la investigación psicológica , en el mejor de los casos-, es necesario volver a leer en sus textos, pensar críticamente su experiencia, recuperar su actualidad. Seguramente, después de un siglo de psicoanálisis, la lectura a emprender no puede ser sino interrogante. Debido a la división en escuelas, las diferentes teorías con sus prácticas y discusiones, las articulaciones realizadas con otros campos del saber (lingüística, epistemología, filosofía, arte, medicina, antropología, marxismo, entre otros), debido a la reinvención de su praxis por parte del psicoanalista francés Jacques Lacan, debido a las gigantescas transformaciones ocurridas a nivel mundial y los nuevos retos que plantean. Son muchas las razones para interrogar a Freud en su lectura. Quien la emprenda podrá todavía sorprenderse. Basta citar cualquier documental transmitido por The History Channel sobre el fundador del psicoanálisis, o remitirse a la producción cinematográfica y encontrarse con "El día en que Nietzche lloró", para poder observar hasta qué extremo las articulaciones teóricas de Freud se encuentran enormemente simplificadas, en algunos casos hasta el ridículo. "Pasión secreta" nos presenta otro tipo de simpleza. Una simpleza que deja ver en su misma producción las vicisitudes de otra escena. Es una obviedad que no se trata de una lectura lacaniana. Centrada en los inicios, responde también al modo de presentación inicial de esa experencia tan extraña que Freud y Breuer inauguraron. Una película altamente recomendable.